PRINCIPIOS DE UNA GRUA

Las primeras grúas, que constaban de una polea y un manubrio, fueron inventadas por los antiguos griegos a finales del siglo sexto antes de Cristo. Fueron utilizadas en la construcción de edificios de elevada altura, y rápidamente sustituyeron al anterior sistema de elevar cargas pesadas por medio de rampas.

Durante los primeros doscientos años de su introducción, en contraste con la costumbre anterior de elevar por medio de rampas grandes bloques de de piedra o mármol, y debido a las limitaciones técnicas de esas primeras grúas, las cargas levantadas solían pesar entre quince y veinte toneladas. Ello hizo que los edificios y templos de la Antiguedad Griega Clásica, como por ejemplo el Partenón, esten construídos con bloques de piedra y mármol de pesos menores a los citados.

El invento, alrededor del año 300 antes de Cristo, de las poleas compuestas hizo posible ya el levantamiento de cargas mayores. Pero fue el advenimiento del Imperio Romano, que trajo aparejada una inmensa actividad constructora, y el levantamiento de enormes edificios, circos, viaductos, etc, lo que llevó a un gran desarrollo de las antiguas grúas.

La grúa mas simple utilizada por los romanos fue el Tripasto, que constaba de una sola viga o puntal, un manubrio, y una soga que pasaba alrededor de tres poleas. Tenía, por ello, la capacidad de elevar tres veces la potencia aplicada. Es decir, si se asume una capacidad esfuerzo humano sostenible de 50 kilos, un hombre solo podía levantar 150 kilos.

Otras grúas más potentes usadas por los romanos fueron el Pentapastos, con cinco poleas, o los Polipastos, con un conjunto de tres poleas combinadas con otras cinco, los cuales al ser manejados por cuatro hombres en ambos lados de la polea podían llegar a levantar tres toneladas. Esto significa que, en comparación con el sistema de rampas utilizado en la construcción de las Pirámides, donde eran necesarios 50 hombres para mover un bloque de piedra de 2,5 toneladas, con el Polipasto romano dos hombres podían elevar sesenta veces más peso. En otro tipo de grúas pesadas romanas en lugar de la polea se utilizaba una gran rueda de madera, parecida a las ruedas de los molinos de agua, movidas por uno o dos hombres, lo que permitía mayores cargas, ya el el mayor diámetro de la rueda multiplicaba la fuerza humana.

Pero es un hecho que en un gran número de edificios de la época romana se encuentran bloques de piedra mucho mayores que las cargas citadas. En el Templo de Júpiter de Balbek, en el Líbano, por ejemplo, los bloques de las cornisas llegan a pesar hasta 100 toneladas, y se hallan a 19 metros de altura. Y en Roma la Columna de Trajano, que pesa mas de 53 toneladas, se halla elevada a una altura de 34 metros. Se cree que los ingenieros romanos consiguieron elevar pesos tan enormes por medio de un gran número de cabestrantes acoplados a un gran estructura de madera que rodeaba la carga. En el caso de los bloques de Balbek de entre 55 y 60 toneladas, los ocho taladros existentes que fueron utilizados para fijar los hierros de elevación permiten inferir que se utilizaron ocho cabestrantes con una capacidad de elevación cada uno de 7 y media toneladas.

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